el deseo es un eucalipto peligroso
una falda amplia en el agua
baila surrealista
alrededor del cuerpo,
las capas confunden a las piernas
la suavidad se acerca y se aleja
en patrones temporales
impredecibles
en la velocidad del tiempo
la piel siempre se supera
los poros son más laxos
de lo que creemos posible
y en cada agujero cabe
todo lo que podríamos hacer
con la infinitud del mundo
los temblores corporales duran poco
empiezo a pensar
en un problema sistemático
que se recuesta
dentro de mí,
precisamente en la fuerza
con la que rodeo un cuerpo
y con la que también deseo
poder deshacerme de él
busco libros de antropología
antecedentes ancestrales
que limpien mi conciencia,
quiero leer que esto es la naturaleza
que en realidad
el hombre es un siamés
que nace gritando
porque no puede vivir
sin ese otro sobrante
y porque a la vez también desea
cortarse cada tracto invisible y sanguíneo
que lo unen a él
me convenzo
de que esto no tiene que ver
con responsabilidades,
el deseo es un eucalipto peligroso
no es posible adivinar
los indicios
el momento salvador
o el minuto justo
en el que un rama
se lanza al vacío
dispuesta a destrozar todo aquello
que se refugia
en la suerte impredecible
de su sombra
